El espacio intermedio debe ser entendido como espacio de transición entre el entorno urbano y la construcción arquitectónica.
Así como el umbral podría ser entendido como el Engawa japonés, el espacio intermedio funciona a modo de conexión de espacios, creando una interdependencia que permite apreciar e interactuar con la Arquitectura en su conjunto.
Homogeniza el edificio y su entorno, siendo la franja de paso donde confluyen espacio interior y exterior, calle y casa. También ayuda a la comprensión de la obra y su integración con el ámbito circundante, tejiendo conexiones entre ambos y vinculándolas.
Se pueden entender como espacios intermedios lugares de encuentro, valiosos para la vida, donde se pueda desarrollar un programa indeterminado.
La arquitectura debe extender la delgada frontera, persuadirla para convertirse en un territorio intermedio, articulado.
